hidrolatos historia

El uso de las plantas por el hombre es bien conocido desde sus orígenes. Sus propiedades, curativas, culinarias, etc… han sido aprovechadas desde los tiempos más remotos por diversas civilizaciones de todas partes del mundo. Se encontraron evidencias de la extracción de aceites esenciales datadas entre 4000 y 5000 años a.C. en oriente. El alambique más antiguo conocido, hecho en barro se encontró en Pakistán y tiene 5000 años.

En la antigüedad, médicos cuyos nombres han pasado a la historia, como Hipócrates o Plinio El Viejo, usaban el agua de la destilación de las flores. Alquimistas y curanderos eran expertos en la materia.

El aceite esencial y el hidrolato se obtiene en el mismo proceso, si bien, según las épocas se le ha dado más importancia a uno y otro. Hay constancia de que tras la época de las cruzadas, la destilación se hacía casi en exclusiva para la obtención del hidrolato, siendo la producción de aceite esencial muy secundaria. Los procesos de destilación tuvieron una época de auge durante el s.XI, cuando vivió el conocido médico y filósofo persa Avicena. Pero el apogeo real de los hidrolatos no fue sino hasta el s. XVIII en el que se listaban hasta 200 diferentes.

Sin embargo poco después y de la mano de nuevos descubrimientos en los procedimientos, el aceite esencial se posicionó como la producción más importante, desplazando a los hidrolatos a un segundo plano que ha llegado casi hasta nuestros días, de manera que en la mayoría de ocasiones el agua resultante de la destilación se desechaba.

Los hidrolatos que si se siguieron produciendo de manera continúa son los de Rosa, Lavanda, Azahar y Manzanilla.

Hoy en día, hay un nuevo auge de este producto que poco a poco se va dando a conocer al público en general.